Sin quedarse atrás ante el reciente resurgimiento repentino de Pebble en el mundo de los wearables, otro nombre icónico ha vuelto a la palestra lanzando su propio smartwatch.

El Atari 2600 My Play Watch te permite disfrutar de cuatro juegos legendarios—Centipede, Missile Command, Pong y Super Breakout—directamente en tu muñeca, gracias a su pantalla táctil TFT de 2,02 pulgadas. La jugabilidad es intuitiva, gracias a una corona giratoria que imita la sensación de un mando paddle clásico y a un botón que recupera la nostalgia de los controles tradicionales.

Pensado para el uso diario, este smartwatch cuenta con un bisel metálico resistente y presume de una certificación IP68, ofreciendo protección fiable contra el polvo y el agua en entornos cotidianos.

Con un precio de 79,99 €, este reloj estará disponible a partir del 10 de junio e incluye tres correas intercambiables inspiradas en diferentes aspectos de la Atari 2600. El monitor de actividad integrado registra tu ritmo cardíaco, pasos y calorías quemadas a lo largo del día, ofreciendo funciones similares a las de muchos de los mejores relojes de actividad física del mercado.

Sin embargo, Atari ha optado por un enfoque único al dejar fuera, de manera intencionada, una característica clave presente en la mayoría de los dispositivos wearables.

¿Inteligente o sencillo?

El término "smartwatch" aparece entre comillas porque, aunque la empresa promociona el dispositivo como un reloj inteligente, le falta una característica clave que muchos esperan: no se conecta a tu móvil.

Este reloj no incluye Bluetooth ni conectividad Wi-Fi. Esta decisión parece intencionada, priorizando la experiencia del usuario antes que la reducción de costes.

Según la empresa, el My Play Watch está "diseñado con Selective Tech para ofrecer todas las funciones favoritas de un smartwatch sin rastreo de datos ni distracciones constantes". Al prescindir de Bluetooth y Wi-Fi, los usuarios disfrutan de la libertad de no recibir notificaciones interminables ni interrupciones.

En un nostálgico guiño a los tiempos anteriores a internet, cuando las consolas clásicas de videojuegos reinaban, este reloj adopta un enfoque único: prescinde por completo de las actualizaciones de software y firmware. El sistema operativo integrado, MyPlayWatch OS, viene tal cual—sin actualizaciones, nunca.

Esto significa que tu reloj nunca quedará obsoleto por cambios en el software. Puedes seguir utilizándolo hasta que llegue naturalmente al final de su vida útil, sin preocuparte por lentitud causada por actualizaciones constantes o funciones añadidas que quizás no necesites.

Esta estrategia se diferencia claramente del resto de relojes inteligentes del mercado. Los primeros smartwatches se diseñaron como una forma cómoda de consultar notificaciones sin sacar el móvil del bolsillo, pero hoy en día muchos se centran en el control de la salud—mientras las notificaciones suelen seguir interrumpiendo, lo quieras o no.

¿Es este enfoque revolucionario o solo una curiosidad? Eso está abierto al debate. Al fin y al cabo, siempre puedes desactivar fácilmente las notificaciones del smartwatch si lo prefieres.

Aun así, en un mundo saturado de alertas constantes, resulta refrescante un dispositivo que te permite desconectar, libre de interrupciones innecesarias. Ya sea que esta idea triunfe o no, sin duda destaca en el panorama hiperconectado actual.